“El
abuso sexual no es una historia aislada, es una herida que atraviesa a muchas
de nosotras y que deja marcas invisibles pero profundas. Hoy se hace justicia.
Y no solo por mí, sino por todas las personas que pasaron o pasan por lo mismo.
Hoy puedo hablar, con la certeza de que mi verdad siempre fue sincera”.
Johana
Pablos (18) decidió hablar. Fue víctima de abuso
sexual por parte de dos policías que esta semana fueron condenados por la
Justicia de San Francisco, que los halló culpables luego de un proceso judicial
que llevó algunos años.
La joven dejó un mensaje a Up tras conocerse el fallo celebrando que se haya hecho
justicia. Señaló que tuvo miedo y aclaró que el abuso “nunca es culpa de quien
lo sufre”, algo con lo que la amedrentaron sus victimarios: “Muchas veces
sucede en espacios que deberían ser seguros, y por eso duele aún más. Nos quita
la tranquilidad, la confianza y, por momentos, hasta la voz”, remarcó.
Condena
El pasado miércoles, Sebastián Velardez (39) y Maximiliano
Velardez (36) fueron condenados a
seis años de cárcel en un juicio que se llevó adelante en la Cámara Criminal y
Correccional de San Francisco. Ambos, quienes se desempeñaban como policías,
fueron acusados de abuso sexual agravado en contra de Pablos, quien al momento
de sufrir los hechos tenía 14 años.
Los dos efectivos tenían cercanía con
familiares de ella, pero no eran de su círculo directo. El juicio fue a puertas
cerradas al tratarse de un caso de instancia privada. Si bien este medio quiso
resguardar a la víctima no publicando su identidad ni la de los agresores sexuales, ella optó por contar lo vivido y dar un mensaje a
quienes pasan por lo mismo y no se animan a denunciar.
Los abusos
Pablos explicó que fue abusada por los dos
condenados en distintos momentos. Estos llegaron a su vida por medio de una familiar
con quien era muy “compinche” y le tenía “mucha confianza”. Esta mujer había
comenzado una relación sentimental con uno de los policías.
“Todo empezó a principios de 2022. Mi familiar conoce
a este chico, iba todo bien, era todo buena onda. Empezaron a venir más seguido
a casa, se llevaban bien, luego se unió el hermano”, recordó.
Por esa época, Pablos explicó que llevaba
adelante un tratamiento psiquiátrico y que debía tomar algunas pastillas muy
fuertes que hasta llegaban a sedarla. Asegura que su situación de
vulnerabilidad fue aprovechada por ambos hombres.
El primer episodio se dio en la casa de la
mujer familiar de la víctima. Uno de los acusados le envió un mensaje a la
madre de Johana avisándole que iba a buscar la máquina de cortar el pasto y que
necesitaba que la joven los ayude. En teoría, la pareja del policía iba a estar
en el lugar, pero no fue así. Al llegar a la casa se encontraban solos y ahí
llegó el primer hecho denunciado.
“Amenazó con contarle a mi mamá y a los demás,
que les iba a decir que yo lo había buscado, que lo había provocado”, recordó,
situación que la paralizó y obligó a callar.
El otro hecho se produjo posterior a un festejo
de cumpleaños de su mamá en un local céntrico. Al salir del lugar, la
celebración iba a seguir en su casa, por lo que la joven acompañó a uno de los
policías a negocio a comprar unas bebidas. Este se había vuelto muy cercano a
la mujer y había ganado la confianza de la joven. Según contó, en un momento
desvió el camino y frenó en un sitio oscuro, donde la abusó y luego amenazó.
Momento de quiebre
Pasados estos hechos, la joven comenzó a
aislarse cada vez que ambas personas iban a su casa. Su madre lo notó y le
preguntó al respecto qué pasaba: “Yo cargaba con ese peso y un día decidí
contar. Le dije a mi mamá que ellos no eran lo que mostraban y se dio cuenta
que había pasado algo grande. Al saberlo hizo la denuncia policial”, recordó.
Explicó que tuvo un acercamiento con la
familiar que era pareja de uno de los hoy detenidos, que en principio le creyó
pero que luego cortó la relación pensando que mentía. La sentencia, aseguró, le
dio tranquilidad.
“Hoy quiero decirles a todas las que pasaron o
están pasando por esto que no duden en pedir ayuda. Nunca estamos solas.
Siempre hay personas dispuestas a escuchar, acompañar y sostener. Esta no es
una batalla individual: juntas somos más fuertes”, dejó Johana como mensaje.